No es la primera vez que escuchamos algo así; Apple intentó lo mismo con su iPhone 3GS, que incorporaba en teoría una pantalla menos propensa a marcarse con nuestras huellas, y más fácil de limpiar, gracias a un recubrimiento oleofóbico que evitaba que la grasa de los dedos se quedase pegada en la superficie del teléfono. Sin embargo, en la realidad la pantalla oleofóbica de iPhone 3GS resultó menos eficiente de lo esperado, y más cercana a las del resto de smartphones del mercado, que a diario usamos y llenamos inevitablemente de huellas, por muy escrupulosos que seamos en su utilización. Unos investigadores alemanes se han propuesto acabar de raiz con este problema creando un nuevo tipo de recubrimiento capaz de repeler cualquier tipo de aceite que pueda tocar la superficie de nuestra pantalla táctil. Este avance será clave para producir touchscreen de próxima generación para todo tipo de tablets y smartphones, que podrán evitar ser marcadas por las huellas más pegajosas.

La dificultad de crear una pantalla que realmente repela el aceite reside en la bajísima tensión de superficie de estos fluidos, que requiere una superficie con una aspereza muy específica para evitar que la grasa se fije. Hasta el momento nadie había conseguido crear tal superficie, pero ahora un grupo de investigación del Instituto Planck para la investigación de polímeros en Mainz, Alemania, cree haber encontrado la respuesta a esta incognita que llena de marcas de dedos todas las pantallas del mundo. Combinando el hollín de una vela y sílice a una temperatura concreta, la mezcla resultante es capaz de hacer que las partículas de aceite resbalen o reboten de cualquier material, sea cual sea su naturaleza. Sobre la superficie de un cristal, el “hollín” de vela se dispersó en pequeños granos de unos 30 a 40 nanómetros de diámetro, dejando un depósito que dotaba a la superficie de la rugosidad perfecta para alejar cualquier aceite.

Para fijar este compuesto sobre el cristal se añadió una capa de sílice y se introdujo el cristal en un horno a 600ºC, proceso que además eliminó el característico color negro del tizne, dejando una superficie totalmente transparente, y perfectamente capaz de rechazar cualquier grasa que pretenda adherirse vílmente. El equipo probó el nuevo material, que ellos mismos denominan “Superamfifóbico”, con diferentes tipos de grasas, incluyendo pequeñas gotas de aceite de cacahuete, que rebotaban sobre el cristal como si se tratase de una pequeña pelota de goma.



Gota de aceite de 5 micrómetros rebotando en la superficie recubierta con el material superamfifóbico.

Pero lo más importante es que este recubrimiento oleofóbico puede ser aplicado también sobre otro sinfín de materiales, como aluminio, acero, cobre, o polímeros como los usados en Gorilla Glass, de manera que en un futuro se pueda utilizar para crear todo tipo de aparatos antihuellas y libres de marcas de grasa o aceite, como smartphones, tablets o cualquier electrodoméstico de uso diario, así como material para uso industrial, e incluso médico. Todavía queda un largo camino para que llegue a cualquier dispositivo comercial, pero se ha dado un gran paso adelante para ello. Quizás cuando salga iPhone 5…


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